Si os digo la verdad, todavía no entiendo con claridez el concepto de espiritualidad, y estoy convencido de que dos personas que sí crean entenderlo no se pondrían de acuerdo en su interpretación.

Precisamente por eso es una palabra o concepto que pretendo ir eliminando de mi vocabulario, pero, aunque sea algo que no entiendo no puedo evitar ver a mi alrededor como hay gente que busca la espiritualidad, que presume de ser especialmente espiritual, e incluso de gente cuyo negocio se basa en la espiritualidad.

Mi mejor definición para la espiritualidad es una especie de rendición hacía fuerzas superiores que interactúan con nosotros, cuanto más son tenidas en cuenta, más espiritual es una persona.
La espiritualidad suele ir ligada a religiones, a la contemplación y a lo etéreo, por lo que suele ser consecuencia de una vida de reflexión, meditación y búsqueda, por eso hay quien se toma muy enserio la apropiación de dicho término para su definición personal, pero ya sabemos que hoy en día lo queremos todo en cantidad y con la mayor rapidez, de ahí mis ganas de escribir sobre la manera actual en la que se trata el término “espiritualidad”.

La espiritualidad viene ligada de todo lo referente al espíritu , y por espíritu entendemos una fuerza o entidad invisible a la vida humana, y ya sabemos del peligro que conlleva toda aquella creencia en cosas que no vemos.

espiritualidad

La notable proliferación de centros espirituales, librerías nueva era, y todo tipo de disciplinas y rituales inocuos en apariencia que cada día ganan más adeptos hace que uno piense en la desorientación y el vacío interior que una persona puede tener para tener la intención de llenarlo con cosas que no puede ver, véase dioses nuevos o reciclados, ángeles (vuelven a estar muy de moda), el poder de las flores, la hermandad blanca (seres superiores intraterrestes), extraterrestes de toda la vida, árboles que hablan, mayas, egipcios,  videntes, falsos pseudocientíficos, mensajes del futuro, personajes de inframundo, hadas, runas, dragones, auras, péndulos, gnomos, o recetas mágicas para desencadenar un increíble poder interior ya sea en forma de libro o de pócima, e incluso llegar a gastarse dinero en lámparas de sal, generadores de orgón, minerales tallados, o el libro de “el secreto” esperando iniciarse en un mundillo espiritual que le proporcionara… ¡yo que sé!

Por lo tanto la espiritualidad hoy en día parece popularizarse como una mezcla de misticismo, autoayuda y credulidad hacia algo, sea lo que sea, que de alguna manera puede cambiar una vida, comportamiento, o situación insatisfactoria, ya sea cambiando una vida en particular, o cambiando lo que viene a ser a toda la humanidad.

¿Quién no ve una retraso sobre el largo camino para el gobierno de la razón humana? ¿Hasta qué punto se extiende esta rendición hacia lo invisible como forma de bienestar? ¿El tema de los mayas y el 2012 no ha servido de escarmiento? ¿Hace falta esperar a energías mágicas para que nosotros o el mundo entero cambie a mejor por si solo?