Para un momento y pregúntate cómo te sentirías si tuvieras el poder controlar, formar o informar cada aspecto de tu vida ¿No crees que sería una experiencia de gran poder? Controlar[1] las horas que trabajas, el dinero que recibes, la persona (o personas) con las que compartir cama, romance o aventura o los hijos y el carácter que ellos van a tener
¿Y qué tal poder controlar también a otros y sus vidas? Puesto a imaginar, ¿qué tal controlar a todo el mundo? Tener un poder de nivel: dios.
Uno se siente bien imaginándose así, ¿no? Pues bien, ¿qué te parecería que fueran otros los que llevaran controlándote cómo pensar, qué comer, qué beber durante mucho tiempo? ¿Cuánto tiempo llevas conectado a Internet? ¿Cuántas páginas ves y qué cantidad de tiempo le dedicas a cada una de ellas?
Esta sensación ya no es tan buena, ¿verdad?
Pues este es el punto en el que hoy nos basamos para anunciar que vivimos, como ya anunció Michelle Foucault en una sociedad de control, este sistema es el pilar fundamental de cualquier sociedad o comunidad. Dicha sociedad es perfecta porque no hay divisiones, todo funciona al estar interconectados: Yo controlo a mis hijos, mi jefe me controla a mí, mi jefe es controlado por algunas leyes [2]y así sucesivamente.
Pero este control, ya no es lineal, si alguna vez lo fue. Este control es múltiple: tus amigos pueden controlar qué dices (Y regañarse si no están a favor) en redes sociales, tú puedes controlar a la persona que te gusta para saber si ésta tiene interés por otra persona, yo leo los mensajes de texto en la aplicación móvil de mi hija para qué tipo de lenguaje usa con sus “amigos”. Y todo esto no estalla, porque de ser así, convertiríamos el control en caos y ya nos educado fantásticamente para temer el caos, porque es nocivo para una “sociedad de bien”[3]
Ya no encerramos a los sujetos que queremos controlar, ahora les dejamos “libres”, porque podemos controlarles telemáticamente, e incluso, gracias a algunas aplicaciones de smartphones, controlar donde están en cada momento.
¿Miedo? Bienvenido a la vida real.
[1] Escrito inspirado en el libro de M. Foucault, “El sujeto y el poder”. Rf.: http://www.philosophia.cl/biblioteca/Foucault/El%20sujeto%20y%20el%20poder.pdf (Última visita, 7/12/14)
[2] Otras leyes, según que jefes, se las pueden saltar.
[3] O “Sociedad como Dios manda” que dirían otros.
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