Es una actividad de la mente humana y se entiende como la capacidad de determinarse. De conseguir parar o sosegar nuestros impulsos y deseos para mediarlos por la prudencia y cotejarlos con la realidad. No es fácil ver a un sujeto desnudo por las céntricas calles de Madrid. La gente se asustaría, lo rechazarían y hasta avisarían a la policía. De ahí que la voluntad sea algo tan importante en el comportamiento individual y colectivo.

Este acto del «querer» fue definido por Aristóteles directamente desde la ética como el acto voluntario, o la virtud con la voluntad. Este paso fue determinando para no vincularse al intelectualismo moral que su maestro, Platón, puso en boca de Sócrates. Sin embargo, el concepto ya se percibía como un acto de libertad humana. No será hasta Agustín de Hipona y la escolástica que planteará cuestiones más vinculadas con la moral y la teología. El libre albedrío es aquel acto en el que se da la voluntad humana donde el apetito, el deseo y todas aquellas actuaciones pecaminosas puedan ser detenidas por medio de esta férrea voluntad conectada con una fe implacable. Así la voluntad no solo será una acción de entendimiento y raciocinio, también será una acto de compromiso moral y religioso.

Spinoza volverá a dotarle su significado con el entendimiento. Así, un acto volitivo son formas de personas y no tanto de nociones de libertad o voluntad libre. Kant, por otro lado dotará a la voluntad de una acepción que tendrá que ver con la ética del deber. De ese modo, una «voluntad buena», será aquella que actúe sólo por deber, dirigida por el imperativo categórico.

A uno de los problemas que nos enfrentamos desde la segunda mitad del s. XX es esta dualidad entre cuerpo y alma, entre razón y emoción que también contagia a la voluntad. Si tenemos el prejuicio de la “máquina” como cuerpo, entenderemos como Spinoza o Kant que el cuerpo pretende y quiere unas cosas, cuando debe ser el acto volitivo y racional quien debe sosegarlo y actuar correctamente.
Pero, ¿no será que cuerpo y mente, voluntad y deseo son cosas que pertenecen al mismo rango de acción? De ser así, deberíamos empezar a plantear a la voluntad como una parte más de esta compleja mezcla entre lo que soy yo y lo que quiero ser, entre lo que desearía ser, lo que puedo ser y lo que realmente llegaré a ser.